lunes, 28 de marzo de 2016

Zoo de fósiles: Las dromornítidas, patos gigantes australianos

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Hace casi dos siglos, en 1830, el juez George Ranken encontró fósiles de marsupiales en las cuevas de Wellington, situadas ocho kilómetros al sur de la localidad australiana del mismo nombre, a unos trescientos kilómetros tierra adentro de Sidney. Las cuevas habían actuado como trampa natural durante mucho tiempo, y estaban llenas de fósiles. Poco despues, Ranken regresó a las cuevas acompañado por el explorador escocés Thomas Mitchell, por entonces director del servicio cartográfico de Nueva Gales del Sur. Durante la exploración de las cuevas, uno de los miembros del equipo ató una cuerda a un saliente, que se rompió cuando intentó descender. El saliente resultó ser el fémur de una enorme ave. Mitchell redactó un informe sobre este y otros fósiles encontrados en las cuevas, que envió a la Sociedad Geológica de Londres en 1831. Más tarde, en 1866, el reverendo Julian Tenison Woods descubrió dos tibias y dos huesos del pie de un ave extinta muy grande al cavar un pozo junto a un pantano a veinte kilómetros de Penola, una población situada a mitad de camino entre Adelaida y Melbourne. Woods observó que algunos huesos tenían marcas realizadas con un instrumento cortante, por lo que supuso que estas aves habían sido contemporaneas de los aborígenes. También encontró junto a los huesos fragmentos de pedernal. El yacimiento resultó ser el basurero de un antiguo asentamiento humano. Estos huesos, sin embargo, se perdieron. Por fin, en 1869, el reverendo William Branwhite Clarke, geólogo del gobierno de Nueva Gales del Sur, describió un fémur hallado a 55 metros de profundidad durante la excavación de un pozo en Peak Downs, en el centro de Queensland. Clarke y Gerard Krefft, conservador del Museo Australiano, relacionaron el fémur con las moas de Nueva Zelanda, pero un molde y varias fotografías del fósil llegaron a manos del paleontólogo Richard Owen, que publicó en 1872 la primera descripción científica del animal, al que llamó Dromornis australis. Owen relacionó la nueva especie con los emúes y casuarios. El nombre genérico, Dromornis, está formado por las palabras griegas dromeios, que significa "corredor veloz", y ornis, ave.

viernes, 18 de marzo de 2016

Nuevo podcast: Fotosíntesis y quimiosíntesis

Los seres humanos, como la práctica totalidad de los seres vivos que pueblan la Tierra, no podríamos vivir sin la fotosíntesis. Gracias a ella, las plantas no sólo producen el oxígeno que necesitamos para respirar, sino también la energía que consumimos y la materia orgánica de la que estamos hechos. En realidad, en la fotosíntesis el oxígeno es sólo un producto de desecho en el proceso que, aprovechando la energía de la luz del Sol, descompone el agua en oxígeno e hidrógeno, y combina éste último con dióxido de carbono para producir glucosa...
Sigue leyendo y escucha el podcast en El neutrino

lunes, 7 de marzo de 2016

Los apóstoles de Linneo (I): Christoffer Tärnström

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Ostindiska huset ("Casa de las Indias Orientales")
en Gotemburgo, antigua sede de la
Compañía Sueca de las Indias Orientales,
hoy museo municipal (EVL, Erik of Gothenburg, 2006)
Carl Linneo, el fundador de la taxonomía moderna, organizó los seres vivos en clases, órdenes, familias, géneros..., creó la nomenclatura binomial latina que aún hoy se utiliza, la que llama a nuestra especie Homo sapiens, y clasificó más de 10 000 especies animales y vegetales de todo el mundo. A su muerte, dejó una colección de 14 000 plantas, 3 198 insectos y 1 564 conchas. Y, sin embargo, Linneo vivió casi toda su vida en Suecia; sólo salió de su país entre 1735 y 1738, cuando se trasladó a los Países Bajos, y viajó brevemente por Alemania e Inglaterra.

Pero Linneo contó con ayuda. En mayo de 1741, Linneo fue nombrado profesor de Medicina en la Universidad de Upsala, encargado de las asignaturas médicas. Muy pronto intercambió su puesto con Nils Rosén, profesor encargado del jardín botánico y de las clases de botánica e historia natural. Las clases de Linneo, que se impartían generalmente en el jardín botánico, eran muy populares, y aún lo eran más las excursiones botánicas y zoológicas que organizaba los sábados de verano.

Ese mismo año de 1741, el conde Carl Gustaf Tessin, uno de los políticos suecos más brillantes de la época, fue elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Sueca. Entre 1746 y 1752 fue primer ministro de su país. Tessin propuso a la Compañía Sueca de las Indias Orientales, la mayor empresa comercial sueca del siglo XVIII, que embarcara en sus navíos un científico cada año, como médico o como pastor de a bordo, para potenciar la ciencia sueca y el estudio científico de regiones lejanas poco exploradas. El director de la Compañía, Magnus Lagerström, aficionado a las ciencias naturales, aceptó, y se solicitó a Linneo que recomendara a algún joven científico para la tarea. Linneo vio aquí una oportunidad, no sólo para estudiar la flora y la fauna de otros países, sino también para difundir sus nuevas ideas sobre la clasificación de los seres vivos. Así surgieron los "apóstoles de Linneo".