jueves, 25 de febrero de 2010

Científicos olvidados: Charles Philippe Leblond

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El histólogo franco-canadiense Charles Philippe Leblond, pionero de la autorradiografía y descubridor de las células madre adultas, nació en Lille (Francia) el 5 de febrero de 1910. Estudió Medicina en la Universidad de París, donde se interesó por la histología, el estudio de los tejidos orgánicos.

lunes, 22 de febrero de 2010

El megacero gigante

El megacero gigante (Megaloceros giganteus) es el cérvido más grande que ha existido. Pariente cercano de los gamos, apareció en Asia Central hace medio millón de años, y se extendió por las estepas frías de Eurasia, desde el este de Siberia hasta Irlanda y el interior de la península Ibérica...


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jueves, 18 de febrero de 2010

Probabilidades acumuladas

Acabo de terminar de leer la novela de un ex-colega... Como esto no es un blog de literatura, no voy a hablar aquí de las dos tramas paralelas que nunca llegan a juntarse (¡son realmente paralelas!), y que sólo están enlazadas (muy débilmente) por el triángulo amoroso que se establece entre sus protagonistas gracias a una sucesión inverosímil de encuentros fortuitos; no voy a hablar de las comparaciones rebuscadas y chirriantes ni de los personajes estereotipados típicos de "best-seller" (y no en el sentido de superventas), entre los que no faltan ni el héroe hecho a sí mismo, ni la mujer con tendencias bisexuales, ni el matón invulnerable de buen corazón; no voy a hablar de la confusa mezcla de puntos de vista del narrador ni de los "diálogos de pizarra", ésos que sólo sirven para informar al lector de cosas que los personajes ya deberían saber (¿qué tenían de malo los segundos capítulos de Julio Verne?); no voy a hablar de los personajes que "proporcionan golpes" en lugar de propinarlos, ni de que el autor confunde "ribera" con "rivera" y emplea mal "inminente"... Paso por alto el retrato que hace el autor de los físicos de partículas como desequilibrados mentales, que no se salva ni uno...

De lo que quiero hablar es del siguiente diálogo de la novela:

"-El CERN ha aprobado el programa de alta intensidad -dice H...-. Eso implica cien mil burbujas extrañas al año.
-¡Pero la probabilidad de fusión por efecto túnel que obtengo es de una entre cien mil! -exclama I...-. Si multiplicas ambos números, obtienes una probabilidad de uno. O lo que es lo mismo, la certeza de que en un año de operación se producirá una reacción en cadena."

El autor, físico de brillante trayectoria internacional, comete un error conceptual imperdonable: Si la probabilidad de que ocurra un suceso en un experimento es P, la probabilidad de que ocurra ese mismo suceso en N repeticiones del experimento no es el producto PxN, sino 1-(1-P)N (o sea, el complemento de la probabilidad de que el suceso no ocurra en ninguna de las N repeticiones). Según mi calculadora, el resultado es una probabilidad de 0,6321... Para un acontecimiento que destruiría el planeta, sigue siendo una probabilidad inaceptablemente alta, pero claro, el efecto dramático no es el mismo; nada de "certeza".

Para ver más claro el cálculo, podemos hacerlo con un número un poco más pequeño que 100.000, como por ejemplo 2. Si lanzamos una moneda, la probabilidad de que salga cara es 1/2. ¿La probabilidad de que salga alguna cara lanzando dos veces la moneda es 1? Desde luego que no; es posible que salgan dos cruces seguidas. La probabilidad real es, como en el caso anterior, 1-(1-P)N = 1-(1-1/2)2, o sea, 3/4. Lógico: de las cuatro posibilidades (cara-cara, cara-cruz, cruz-cara y cruz-cruz), en tres hay al menos una cara.

lunes, 15 de febrero de 2010

El Gran Telescopio Canarias

(Publicado originalmente en Madrid Sindical)

El pasado verano se ha inaugurado oficialmente el Gran Telescopio Canarias (GranTeCan), el mayor telescopio óptico del mundo, con un espejo principal formado por 36 elementos hexagonales de 1,9 metros de diagonal, 8 centímetros de grosor y 450 kilos de peso que, acoplados, forman una superficie equivalente a un espejo circular de 10,4 metros de diámetro. El GranTeCan está situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, bajo una cúpula de 45 metros de altura, a 2.396 metros sobre el nivel del mar. El Roque de los Muchachos es un lugar que reúne condiciones óptimas para la observación astronómica: se encuentra por encima de las nubes, en una atmósfera especialmente estable y transparente gracias a la acción de los vientos alisios; además, el cielo de los observatorios astronómicos canarios está protegido por ley desde 1988.

El telescopio es un proyecto español, promovido por el Instituto de Astrofísica de Canarias. En 1994, el Gobierno de España y la Comunidad Autónoma de Canarias, con el apoyo de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) de la Comunidad Europea, crearon la empresa pública GRANTECAN S.A. para el diseño y la construcción del telescopio, que ha tenido un coste total de 130 millones de euros. También han participado en el proyecto, con un 10% del total de la inversión, el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, también de México, y la Universidad de Florida. Hay que destacar que el 70% de la obra ha sido realizada por empresas españolas.

La construcción del GranTeCan comenzó en 2000. El 13 de julio de 2007, con sólo 12 de las 36 piezas del espejo principal instaladas, el telescopio recibió su primera luz; las observaciones científicas comenzaron en mayo de 2009. Con este telescopio, que opera en el rango de la luz visible y del infrarrojo, se espera profundizar en el conocimiento de muchos campos de la astronomía y la astrofísica, como la dinámica de las atmósferas de los planetas del Sistema Solar, el nacimiento de las estrellas, los agujeros negros, la composición y estructura de las galaxias lejanas, etc. También se utilizará para buscar planetas extrasolares del tamaño de la Tierra, enanas marrones, enanas blancas frías… La resolución del GranTeCan es tal que podría distinguir los dos faros de un coche situado a 2.000 kilómetros de distancia.

Técnicamente, es imposible construir un espejo como el del GranTeCan de una sola pieza. El mayor espejo de una pieza del mundo es el del telescopio ruso BTA-6, en el Cáucaso, de 6 metros de diámetro. En los telescopios refractores, con lentes, las limitaciones son aún mayores; el mayor del mundo, con una lente de 102 centímetros de diámetro, está en el Observatorio Yerkes, en Estados Unidos. Un espejo segmentado, como el del GranTeCan, es más fácil de construir, y tiene además la ventaja de que el mantenimiento se puede hacer por partes, sustituyendo las piezas sucesivamente, de manera que nunca se pierde tiempo de observación; para esto, el GranTeCan dispone de seis piezas de repuesto.

Las 36 piezas que componen el espejo principal del GranTeCan no son planas, sino que unidas forman un hiperboloide, una superficie cóncava que concentra la luz recogida y la dirige hacia los aparatos científicos que la analizarán. Los espejos está pulidos con una precisión extraordinaria: Su superficie no se desvía de un hiperboloide perfecto más de 15 millonésimas de milímetro, un tamaño más de 3.000 veces más fino que el grosor de un cabello humano. Para conservar esa precisión a lo largo del conjunto, es necesario mantener con gran exactitud la posición relativa de todas las piezas, que pueden variar por efecto del viento, los cambios de temperatura, las tensiones mecánicas provocadas por el movimiento del telescopio, etc; esto se consigue con la óptica activa, un sistema que mide la posición de cada segmento doscientas veces por segundo mediante sensores de gran precisión (hasta millonésimas de milímetro) y la modifica para mantener continuamente la alineación correcta. En el futuro se va a incorporar al telescopio un sistema de óptica adaptativa, que permitirá corregir incluso las alteraciones que sufre la luz a su paso por la atmósfera; será casi como si el telescopio estuviera en el espacio.

El Gran Telescopio Canarias acaba de iniciar su andadura; sin embargo, los astrónomos ya están pensando en el próximo telescopio gigante: En Europa se está planeando la construcción del E-ELT (Telescopio Europeo Extremadamente Grande), de nada menos que 42 metros de diámetro.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El paquicefalosaurio, el dinosaurio con casco

El paquicefalosaurio (Pachycephalosaurus wyomingensis, “reptil de cabeza gruesa de Wyoming”) fue descubierto en Wyoming (EE.UU.) en 1931, aunque después se ha sabido que algunos huesos encontrados a mediados del siglo XIX pertenecen a la misma especie. Es el más grande de los dinosaurios con casco, que forman la familia de los paquicefalosáuridos. El paquicefalosaurio era un dinosaurio bípedo de unos cuatro metros y medio de longitud y dos toneladas de peso. Su característica más llamativa era el casco de hueso macizo, de hasta veinticinco centímetros de grosor, que formaba una especie de cúpula semiesférica en el techo del cráneo...


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lunes, 8 de febrero de 2010

¿Por qué febrero tiene 28 días?


El calendario gregoriano, por el que gran parte de la humanidad nos regimos, tiene una larga historia. Los nombres de los meses se remontan al antiguo calendario romano, que a su vez estaba basado, probablemente, en los calendarios lunares griegos o etruscos. El primer calendario romano fue inventado, según la leyenda, por Rómulo, el fundador de Roma. Este calendario constaba de diez meses, y comenzaba en el equinoccio de primavera; esos meses eran:


  1. Martius (marzo, 31 días), en honor de Marte.

  2. Aprilis (abril, 30 días), en honor de Afrodita.

  3. Maius (mayo, 31 días), en honor de Maya.

  4. Iunius (junio, 30 días), en honor de Juno.

  5. Quintilis (31 días), mes quinto.

  6. Sextilis (30 días), mes sexto.

  7. September (septiembre, 30 días), mes séptimo.

  8. October (octubre, 31 días), mes octavo.

  9. November (noviembre, 30 días), mes noveno.

  10. December (diciembre, 30 días), mes décimo.


Los diez meses sumaban un total de 304 días; los 61 días restantes del año, los correspondientes al invierno, no estaban asignados a ningún mes. Roma, en aquellos tiempos, era una civilización fundamentalmente agrícola, y el propósito del calendario era organizar los trabajos del campo; en invierno, en el campo, había poco que hacer.

Hacia el 713 a.C., el rey Numa Pompilio reorganizó el calendario; añadió un mes al principio del año y otro al final, y el año quedó establecido en 354 días de acuerdo con el ciclo lunar. Como por entonces los romanos consideraban que los números pares eran de mal agüero, también quitó un día a los meses de 30 días, y los dejó en 29:


  1. Ianuarius (enero, 28 días), en honor de Jano.

  2. Martius (31 días).

  3. Aprilis (29 días).

  4. Maius (31 días)

  5. Iunius (29 días).

  6. Quintilis (31 días).

  7. Sextilis (29 días).

  8. September (29 días).

  9. October (31 días).

  10. November (29 días).

  11. December (29 días).

  12. Februarius (febrero, 28 días), mes de la purificación (februa).


Poco después se añadió un día más a Ianuarius, para que también tuviera un número impar de días, y sólo quedó como mes de mal agüero Februarius, mes dedicado a los ritos de purificación. Como este calendario lunar (354-355 días) no se correspondía con el solar (365,242198 días), de tanto en tanto había que añadir días adicionales para sincronizarlo con las estaciones.

Hacia el año 450 a.C. se estableció el calendario republicano, en el que se invirtió el orden de Ianuarius y Februarius, y se añadió cada dos años un mes intercalar, Mercedonius, llamado así porque era cuando los mercenarios recibían su salario. Este mes tenía 27 días, pero cuando se incluía en el calendario, febrero se quedaba con sólo 23 ó 24 días. Así, el año medio se ajustó a 366,25 días, un valor más próximo al del año solar. De todos modos, la adición de días o meses adicionales estaba al arbitrio de los pontífices máximos, y muchas veces pesaban más las razones políticas que las cronológicas en sus decisiones, así que hasta la llegada de Julio César, el sistema era bastante caótico.

En 45 a.C., Julio César, aconsejado por el astrónomo Sosígenes de Alejandría, eliminó el mes Mercedonius e introdujo el calendario juliano, en el que el año empezaba en enero y los meses tenían la misma duración que en nuestro calendario actual. Cada 4 años habría un año bisiesto, en el se añadiría un día; aunque febrero ya no era el último mes del año, como seguía siendo el más corto se mantuvo la costumbre de añadir ese día adicional al final de ese mes. En honor de la reforma, el mes Quintilis (ahora el séptimo), mes del cumpleaños de Julio César, recibió el nombre de Iulius (julio). Para reajustar el calendario con las estaciones, el 46 a.C. duró 445 días, y recibió el nombre de "último año de la confusión".

Sin embargo, la regla de los años bisiestos se aplicó mal en los primeros tiempos, cada tres años en vez de cada cuatro, con lo que el calendario quedó de nuevo descompensado. Augusto arregló el desaguisado 36 años más tarde, estableciendo la frecuencia correcta de los años bisiestos, y eliminando algunos días del año 9 a.C. para resincronizar el calendario. Por esta nueva reforma, se cambió el nombre del mes Sextilis por el de Augustus (agosto) (aunque las malas lenguas dicen que fue porque Augusto tenía envidia de Julio César).

Luego, mucho más tarde, vino el calendario gregoriano (el nuestro), pero ésa es otra historia.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Científicos (casi) olvidados: Hugo Junkers


El ingeniero alemán Hugo Junkers nació en la pequeña población de Rheydt, actualmente un barrio de Mönchengladbach, en el oeste de Alemania, el 3 de febrero de 1859. Estudió en la Universidad Técnica de Berlín, en la Universidad de Karlsruhe y en la Escuela Técnica Superior del Rin-Westfalia en Aquisgrán; fue profesor de ingeniería mecánica en esa última universidad entre 1897 y 1912.

A lo largo de su vida, Junkers fundó multitud de empresas, en Alemania y en otros países, dedicadas al desarrollo y fabricación de calentadores y calderas de gas, motores y aviones. Entre sus muchas patentes, en 1892 desarrolló un calorímetro de flujo para medir la energía de combustión de los gases. Las calderas de gas que llevan su nombre aún siguen fabricándose, aunque la empresa y la marca fueron adquiridas por Robert Bosch en 1932 tras varios reveses económicos. En 1930, Junkers recibió el Anillo Siemens por sus contribuciones científicas a los motores de combustión y a los aeroplanos metálicos.

Entre los aviones desarrollados por Junkers destacan el Junkers J 1 "Blechesel" (1915), el primer aeroplano construido enteramente de metal; el Junkers F 13 (1919), el primer avión de pasajeros de metal; y el avión de transporte Junkers G 38 (1929), el más grande del mundo en su época. En 1919 comenzó a trabajar en un "ala volante" (aeronave sin estabilizadores auxiliares) de pasajeros, pero tuvo que abandonar el proyecto debido a las restricciones impuestas por los aliados a la industria aeronáutica alemana.

En 1933, a los tres días de la ascensión de Hitler al poder, el gobierno nazi exigió a Junkers la cesión de sus patentes y empresas, bajo la amenaza de cárcel por alta traición. Aunque Junkers accedió, un año más tarde fue puesto en arresto domiciliario en Bayrischzell, en el sur de Baviera, donde murió el día de su 76 cumpleaños, el 3 de febrero de 1935.